Meditación de la palabra de Dios para la semana XVIII del Tiempo Ordinario

Lunes:


Lectura del libro de Jeremías 28, 1-17

Al principio del reinado de Sedecías en Judá, el mes quinto, Ananías, hijo de Azur, profeta natural de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de toda la gente:
—«Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: "Rompo el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar todo el ajuar del templo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, cogió y se llevó a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a todos los judíos desterrados en Babilonia yo los haré volver a este lugar —oráculo del Señor—, porque romperé el yugo del rey de Babilonia"».
El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo; el profeta Jeremías dijo:
—«Amén, así lo haga el Señor. Que el Señor cumpla tu profecía, trayendo de Babilonia a este lugar todo el ajuar del templo y a todos los desterrados. Pero escucha lo que yo te digo a ti y a todo el pueblo: "Los profetas que nos precedieron, a ti y a mí, desde tiempo inmemorial, profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos países y a reinos dilatados. Cuando un profeta predecía prosperidad, sólo al cumplirse su profecía era reconocido como profeta enviado realmente por el Señor"».
Entonces Ananías le quitó el yugo del cuello al profeta Jeremías y lo rompió, diciendo en presencia de todo el pueblo:
—«Así dice el Señor: "Así es como romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años"».
El profeta Jeremías se marchó por su camino.
Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino la palabra del Señor a Jeremías:
—«Ve y dile a Ananías: "Así dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo haré un yugo de hierro. Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré"».
El profeta Jeremías dijo a Ananías profeta:
«Escúchame, Ananías; el Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, así dice el Señor: "Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor"».
Y el profeta Ananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.


Salmo responsorial: Salmo 118, 29. 43. 79. 80. 95. 102 (R.: 68b)
R. Instrúyeme, Señor, en tus leyes.
Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad. R.
No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos. R.
Vuelvan a mí tus fieles
que hacen caso de tus preceptos. R.
Sea mi corazón perfecto en tus leyes,
así no quedaré avergonzado. R.
Los malvados me esperaban para perderme,
pero yo meditaba tus preceptos. R.
No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R.

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.
Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
—«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».
Jesús les replicó:
—«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
—«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
—«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Reflexión:

A menudo, hacemos  muchas cosas a nuestros antojos y el Señor nos dice: "No es así ", sin embargo, por tener un corazón obstinado a la voluntad de Dios terminamos es viviendo en desgracia, pues bien, el libro del profeta Jeremías  nos muestra como un profeta que quería satisfacer las vanidades e ilusiones del pueblo, por tal hecho el Señor  dice a Jeremías:" Que quien profetiza contra la voluntad de Dios ,su camino es  perdición y la tribulaciones de la vida.

¿Esto que nos enseña hoy? 

Partiendo de este hecho que  nos narra el profeta Jeremías, encontramos  el saber cual es la voluntad de Dios  y como vivirla, pues muchas veces queremos que todo sea a  nuestro parecer, pero cuando pasa  lo contrario, dudamos  y es así como empezamos a hablar  mal de Dios, sin embargo, Él nos motiva a seguir su palabra que perdura  por siempre.

por su lado el salmo 118, nos incentiva a llenar  nuestra vida de la palabra y así alejarnos del mal proceder reconociendo que la voluntad de Dios está por encima de todo, puesto que nos enseña a entender sus caminos.

Por otra parte, vemos cómo la gente sigue a Jesús y éste ve cómo la gente anda descarriada como ovejas sin pastor, pues el evangelista nos recuerda que nuestro corazón es obstinado y andamos buscando que Dios haga milagros en nosotros, sin embargo, vemos cómo el Señor, ve la necesidad de toda esa gente y decide poner en ellos el don de su palabra y así veremos las maravillas que hace Dios en nuestra vida cuando escuchamos su voz y nos dejamos guiar por su voluntad.

Martes: 

Lectura del libro de Jeremías 30, 1-2. 12-15. 18-22

Palabra que Jeremías recibió del Señor:
«Así dice el Señor, Dios de Israel:
"Escribe en un libro todas las palabras que he dicho".
Porque así dice el Señor:
"Tu fractura es incurable,
tu herida está enconada;
no hay remedio para tu llaga,
no hay medicinas que te cierren la herida.
Tus amigos te olvidaron, ya no te buscan,
porque te alcanzó el golpe enemigo,
un cruel escarmiento,
por el número de tus crímenes,
por la muchedumbre de tus pecados.
¿Por qué gritas por tu herida?
Tu llaga es incurable;
por el número de tus crímenes,
por la muchedumbre de tus pecados,
te he tratado así".
Así dice el Señor:
"Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob,
me compadeceré de sus moradas;
sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad,
su palacio se asentará en su puesto.
De ella saldrán alabanzas
y gritos de alegría.
Los multiplicaré, y no disminuirán;
los honraré, y no serán despreciados.
Serán sus hijos como en otro tiempo,
la asamblea será estable en mi presencia.
Castigaré a sus opresores.
Saldrá de ella un príncipe,
su señor saldrá de en medio de ella;
me lo acercaré y se llegará a mí,
pues, ¿quién, si no, se atrevería
a acercarse a mí? —oráculo del Señor—.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios"».


Salmo responsorial: Salmo 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23 (R.: cf. 17)
R. El Señor reconstruyó Sión,
y apareció en su gloria.
Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.
Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R.



 Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 22-36

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
—«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».
Pedro le contestó:
—«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua».
Él le dijo:
—«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
—«Señor, sálvame».
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
—«¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
—«Realmente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos.
Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.

         Reflexión:

En cierto sentido, la palabra de Dios nos motiva a cambiar nuestro corazón, pero si somos desobedientes recibiremos nuestro castigo, pero en cambio si somos  obedientes recibiremos el premio que nos merecemos, pues el el profeta Jeremías hoy nos motiva por medio de su libro a recibir de Dios los bienes y los males puesto que su voluntad surge según el proceder del hombre  y por  lo tanto, es por eso que Señor llama con esto a la conversión y a confiar plenamente en Él .

En efecto, el salmista nos recuerda como es de grande  la  misericordia de Dios, que siempre está cerca de su pueblo, para colmarlo de sus bendición y invitándolos a ser fieles a su llamado de seguirle.

Ahora bien, el evangelio nos recuerda en dos palabras, muy importante para entender los designios y la voluntad de Dios, la  primera es la oración en la cual nos encontramos plenamente con Dios y la segunda; es acercarnos al Señor y tener  fe en Él, para  reconocer su maravillas y como Él nos  llama a servir  a su palabra  y ser hombres de fe.



Miércoles:


Lectura del libro de Jeremías 31, 1-7

En aquel tiempo —oráculo del Señor—,
seré el Dios de todas las tribus de Israel,
y ellas serán mi pueblo.
Así dice el Señor:
«Halló gracia en el desierto
el pueblo escapado de la espada;
camina Israel a su descanso,
el Señor se le apareció de lejos.
Con amor eterno te amé,
por eso prolongué mi misericordia.
Todavía te construiré, y serás reconstruida,
doncella de Israel;
todavía te adornarás y saldrás
con panderos a bailar en corros;
todavía plantarás viñas en los montes de Samaria,
y los que plantan cosecharán.
"Es de día", gritarán los centinelas
en la montaña de Efraín:
"Levantaos y marchemos a Sión,
al Señor, nuestro Dios"».
Porque así dice el Señor:
«Gritad de alegría por Jacob,
regocijaos por el mejor de los pueblos:
proclamad, alabad y decid:
"El Señor ha salvado a su pueblo,
al resto de Israel"».

Interleccional: Jeremías 31. 10. 11-12ab. 13 (R.: cf. 10d)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño». R.
«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R.



 Lectura del santo evangelio según san Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
—«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
—«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
—«Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió:
—«Señor, socórreme».
Él le contestó:
—«No está bien echar a los perros el pan de los hijos».
Pero ella repuso:
—«Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
—«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.

Reflexión: 

Es evidente que el profeta Jeremías  nos  muestra como Dios le recuerda al pueblo su misericordia  y así es el Señor,puesto que su cólera dura un instante y su misericordia dura siempre, por ello manifiesta al pueblo su alianza, es tan grande que le demuestra al pueblo su perdona su pecado y lo vuelve a Él, por eso el texto termina diciendo que el Señor ha salvado a su pueblo .

En este mismo orden de ideas, el salmo tomado de Jeremías nos manifiesta con es de grande el Señor,  que nos guía como a un pastor a su rebaño y por tal hechos somos reunidos ,para seguir su camino que  nos lleva a por una senda de amor.

El evangelio nos recuerda  lo grande que es el Señor, pues vemos con Jesús quiere mostrarles a sus discípulos como hace el hombre que confían en Dios, pues aunque vemos una negativa del Señor, para atender su dolor, no es porque Cristo no quiera sanar de su dolor,sino que es una forma para  mostrarnos lo que  hace tener una fe sólida que  reconoce a Dios como el centro de su vida. 


Jueves: 

Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34

«Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá
una alianza nueva.
No como la alianza que hice con sus padres,
cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto:
ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor
—oráculo del Señor—.
Sino que así será la alianza que haré con ellos,
después de aquellos días —oráculo del Señor—:
Meteré mi ley en su pecho,
la escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo,
el otro a su hermano, diciendo:
"Reconoce al Señor".
Porque todos me conocerán,
desde el pequeño al grande
—oráculo del Señor—,
cuando perdone sus crímenes
y no recuerde sus pecados».

Salmo responsorial: Salmo 50, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: 12a)
R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R.


 Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-23

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
—«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
—«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
—«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
—«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió:
—«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
—«¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
—«Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».

Reflexión:

Es necesario recalcar que, el Señor nos motiva a entender su palabra  y su misericordia, por ello, es importante entender que Dios está siempre con nosotros y nos recuerda que debemos agradarlo con nuestro actuar, reconociendo las cosas  grandes que hace por nosotros.   

Por tal razón, el salmo nos invita a cambiar  nuestro proceder y hacer de nosotros una ofrenda  pura ante el Señor, implorando su misericordia, puesto que Dios quiere que  le sirvamos con un corazón humilde que sirva al prójimo.

Ahora bien, el evangelio nos  invita a  preguntarnos  : ¿Quién es Jesús para  mi ?, pues como reconozcamos  quién es Dios en nuestra vida así seremos  plenamente colmados de sus bienes.

Pues si Dios, para ti es  un mito, pues él tratará  y recompensará de esta  manera, si es para ti, tu esperanza, pues de esa forma Él actuará en ti, pues el  Señor  nos  motiva a reconocerlo y saber quién es Él y no por  otras cosas. 



Viernes:

Lectura de la profecía de Nahum 2, 1. 3; 3, 1-3. 6-7

Mirad sobre los montes los pies del heraldo
que pregona la paz,
festeja tu fiesta, Judá;
cumple tus votos,
porque el criminal no volverá a pasar por ti,
pues ha sido aniquilado.
Porque el Señor restaura la gloria de Jacob
y la gloria de Israel;
lo habían desolado los salteadores,
habían destruido sus sarmientos.
Ay de la ciudad sangrienta,
toda ella mentirosa,
llena de crueldades,
insaciable de despojos.
Escuchad: látigos, estrépito de ruedas,
caballos al galope, carros rebotando,
jinetes al asalto, llamear de espadas,
relampagueo de lanzas,
muchos heridos, masas de cadáveres,
cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres.
Arrojaré basura sobre ti,
haré de ti un espectáculo vergonzoso.
Quien te vea se apartará de ti, diciendo:
«Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?;
¿dónde encontrar quien te consuele?».


Interleccional: Deuteronomio 32, 35cd-36ab. 39abcd. 41 (R.: 39c)
R. Yo doy la muerte y la vida.
El día de su perdición se acerca
y su suerte se apresura,
porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R.
Pero ahora mirad: yo soy yo,
y no hay otro fuera de mí;
yo doy la muerte y la vida,
yo desgarro y yo curo. R.
Cuando afile el relámpago de mi espada
y tome en mi mano la justicia,
haré venganza del enemigo
y daré su paga al adversario. R.


 Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 24-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?
¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad».

Reflexión:

El libro del profeta Nahúm nos manifiesta que Dios siempre quiere lo mejor para  nosotros, sin embargo,es claro decir que Señor quiere que vivamos según su proceder  y ser  un ser  humano que vive alegre ante la  grandeza de Dios  y su misericordia.

En esta misma tónica el salmo tomado del Deuteronomio, nos invita a recordar que Dios es el centro de nuestra vida y por tanto, nos  hace entender que Dios es quien gobierna  nuestro ser. 


Por eso, el evangelio nos motiva a buscar  nuestra confianza en el Señor y seguirle con un corazón predispuesto, para darle a Cristo de lo que  tenemos.  



Sábado : 

LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
EN EL MONTE TABOR
En Cesarea de Filipo, al norte de Palestina, Pedro dijo a Jesús que era el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo, y Jesús le prometió a Pedro el Primado de la Iglesia. Desde entonces, recuerda San Mateo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.
Pocos días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. San Lucas puntualiza que hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro entonces tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué hermoso es estarnos aquí! Si quieres, haré tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, el predilecto, en quien me complazco. Escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
Poco tiempo después Jesús les anunció de nuevo su Pasión: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará».
Así pues, «Misterio de luz por excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar en el monte Tabor. La gloria de la divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo "escuchen" y se dispongan a vivir con Él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo».
La Transfiguración, hecho que de suyo es glorioso, aparece enmarcado en la perspectiva de la muerte y resurrección de Jesús. Y los apóstoles necesitaban lo primero para afrontar lo segundo. También nosotros necesitamos momentos de gloria para mantenernos firmes en los momentos dolorosos.
Este importante acontecimiento, en el que por un momento la divinidad y el mundo celestial irrumpen en la vida terrena de Jesús, estuvo envuelto para los discípulos que lo presenciaron, y también para nosotros, en el velo del misterio; no podemos llegar a una plena comprensión de él. Los evangelistas, para expresar lo inefable, se valen de imágenes como «... brillante como el sol... blancos como la luz», y añaden que los discípulos estaban llenos de miedo, aunque las palabras de Pedro revelan bienaventuranza y complacencia.
De la nube, que es símbolo y revelación de la presencia de Dios, salió una voz divina que, al igual que en el Jordán, atestiguaba que Jesús es el Hijo amado y único de Dios. La voz del cielo constituye el elemento central de la escena del Tabor, y va dirigida expresamente a los discípulos, para quienes significaba una confirmación divina de la mesianidad de Jesús, afirmada poco antes por Pedro y ratificada por el propio Cristo. El «Escuchadle», que resuena aquí y no en el Bautismo, se refiere a toda la actividad doctrinal de Jesús, cuya personalidad ha quedado divinamente garantizada y definida.
Santo Tomás de Aquino comenta que en la Transfiguración «apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa». Y una plegaria de la liturgia bizantina dice al Señor Jesús: «Tú te transfiguraste en la montaña, y tus discípulos, en la medida en que eran capaces, contemplaron tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que, cuando te vieran crucificado, comprendieran que tu Pasión era voluntaria, y anunciaran al mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre».


Liturgia de  la  palabra de Dios: 

Cuando esta fiesta no cae en domingo, antes del evangelio se escoge una sola de las lecturas siguientes:


Lectura de la profecía de Daniel 7, 9-10. 13-14

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.


Salmo responsorial: Salmo 96, 1-2. 5-6. 9 (R.: 1a y 9a)
R. El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R.


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 1, 16-19

Queridos hermanos:
Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza.
Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto». Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada.
Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
—«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:
—«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle».
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

Reflexión:

 El profeta Daniel nos  muestra el signo de  la búsqueda de  la santidad, puesto que  nos muestra cómo Dios  manifiesta su gloria  y por ello, nos invita a ser portadores de Él, pero también a trabajar para alcanzar su gracia .

Por ello el salmo 96, nos refiere  sobre el Reinado de Dios  y como la tierra goza , ante la Majestad de su Gloria  Inmensa.


El apóstol San Pedro nos recuerda que Dios quiere que todos estamos llamados a  participar de su misericordia, puesto que Cristo es el centro de la bendición de Dios, para con cada uno de nosotros .


El evangelio nos motiva a reconocer que Cristo es el hijo predilecto de Dios y que por  tanto debemos escuchar su voz  para alcanzar el don de la santidad que se hace posible por medio de Jesucristo.